La guerra en Europa hoy nos demuestra que mucho debemos aprender, como mínimo, sobre la energía como la fuerza motriz más importante de todas las economías, y que debemos tomar medidas urgentes para proteger el abastecimiento eléctrico de la población, con base en la energía solar.
Las desventajas de una distribución centralizada de la energía eléctrica
En los países que controlaba la ex Unión Soviética todo funcionaba con un modelo económico centralizado, lo que significaba que desde el pan hasta los servicios públicos, todo se producía en un punto central y se distribuía. En algunos casos hasta un elemento esencial como el agua caliente se calentaba en el centro de la ciudad, y luego se llevaba por tuberías a lo largo de kilómetros alrededor de los edificios y sobre las carreteras hasta que llegaba a la casa de alguien. La ineficiencia era rampante y fue buena parte del motivo de la caída del sistema.
En Uruguay estamos en mejor situación por varias razones, y estamos avanzando día a día, pero prima el mismo modelo anticuado para producir y distribuir nuestra electricidad. La energía descentralizada, como veremos, es el único camino para proteger nuestros hogares, el planeta y nuestras posibilidades de desarrollo.
Costos y riesgos haceN imperativo el cambio
¿A dónde va esto? Rusia se ha establecido como un enorme proveedor de energía para el mundo –en particular para Europa– y situaciones como la reciente invasión de Ucrania amenazan la independencia, el progreso económico y las posibilidades de desarrollo humano en todo mundo. No sólo puede cerrarse por completo el flujo de gas o petróleo a un país entero en un santiamén, sino que, aun fluyendo, el coste de nuestras fuentes de combustible sigue disparándose. Los cambios en nuestras políticas energéticas se hacen inevitables.
Por si esto fuera poco, con los constantes y crecientes ciberataques que paralizan desde hospitales y fábricas hasta infraestructuras esenciales como plantas de energía (Ucrania en esto también es víctima pionera, aunque también se han detectado intentos de ataque similares hasta en los Estados Unidos), nuestra red eléctrica está mucho más expuesta que nunca.
Como se explica aquí, aun las vulnerabilidades cibernéticas aparentemente no relacionadas, pueden ser la puerta a ataques mayores. La seguridad de las personas afecta a los países, y la de los países al mundo entero.
¿Cómo podemos proteger nuestro futuro?
Afortunadamente, la respuesta es sencilla, y la tecnología avanza día a día para hacerla más confiable y económica: los paneles solares emparejados con el almacenamiento en baterías, también conocido como tecnología de microrredes.
Una microrred es un sistema de autogeneración eléctrica en bucle cerrado que genera energía limpia y puede alimentar la demanda eléctrica de toda la casa o la empresa.
Basta con instalar paneles solares en el techo, y un inversor y una batería en el interior.
El inversor y la o las baterías (dependiendo de la autonomía que se desee) por lo general se ubican en el garaje o cochera, aunque los nuevos modelos más resistentes y de cada vez más cuidada estética son igualmente aptos para estar en el exterior como un elemento decorativo más.
Ventajas de la microgeneración
La energía solar es más barata, más limpia y más fiable que la mayoría de las fuentes de combustible existentes.
¿Y lo mejor? Reducimos la dependencia en las líneas de transmisión tan susceptibles a fallos ante problemas climáticos, ataques deliberados (físicos o cibernéticos), descuidos o materiales envejecidos.
Además, cuando una parte de la red de transmisión falla (como ante la caída de una torre, corte de un cable o incendio en una subestación), se afecta a miles o hasta a millones de personas. Pero cuando cae una microrred, afecta a un solo hogar o a una sola empresa, ya que la estructura misma de la microgeneración contiene el impacto de cualquier problema.
El momento ya llegó
El acceso a la energía solar ya es accesible y asequible para todo el mundo, a pesar de lo que muchos aún piensen. Hoy se puede hasta instalar paneles solares en casas móviles y lugares remotos, totalmente aislados de las redes tradicionales, y los beneficios fiscales y la compra de excedentes por parte de los generadores centralizados (como UTE) hacen que la barrera de entrada a estas tecnologías sea básicamente cero.
Con la tecnología de las baterías avanzando a gran velocidad, en los próximos cinco años veremos a muchos más hogares y empresas cortar (o al menos limitar) su dependencia de las ineficientes redes de transmisión eléctricas tradicionales, y avanzar hacia la independencia a través de microrredes, alejándose de los riesgos de la crisis energética y política mundial actual.
Con el tiempo, gracias a la energía solar y otras alternativas sustentables en casas, apartamentos y empresas de todos los tamaños, quizá podamos conseguir el mundo más limpio y pacífico que todos deseamos.